martes, 17 de julio de 2012

Don Pánfilo, un hombre contradictorio.


I

Don Pánfilo García representa en la historia familiar un parte aguas, visionario, trabajador, emprendedor, de costumbres sencillas, enamoradizo pero leal, amigo de hacer bromas, afecto al teatro y la zarzuela, filántropo, es el primer García que se sabe que tuvo una biblioteca en casa, o por lo menos una buena colección de libros, hablaba español y francés y siempre estaba dispuesto a trabajar por el bien de la comunidad, amante de restaurantes y licores finos, se supieron de el algunas anécdotas, siempre en la Ciudad de México, nunca en Tulancingo y sus alrededores.

II

Don Pánfilo García representa en la leyenda local un parte aguas, un ser vil y malintencionado, lleno de dobleces y siempre buscando sacar provecho de cualquier situación, miserable en su forma de ser y vestir, aun cuando era inmensamente rico, rodeado de enemigos, sanguinario y vengativo, su palabra era orden y nadie tenía derecho a disentir, se dice que era tan malo que firmó un pacto con el demonio y llegó a tener 99 haciendas, todo el sur del estado de Hidalgo le perteneció.

Historia Familiar



Nos dice mi abuelo en sus memorias que Don Pánfilo habría nacido en Tulancingo en 1837, primogénito de Don Cristobal, el primer dato que tenemos es que se casó a los 20 años de edad con una joven criolla nieta de aragoneses llamada Benita Otamendi, de 18 años de edad, según los relatos familiares la joven Benita era extraordinariamente bella y hablaba perfectamente el francés, lo mas importante es que introdujo a la familia el gusto por la cultura occidental y por lo suntuoso.
Se empeñó en pulir la educación de su marido, habituándolo a la vida de la gran ciudad, para lo que hacían constantes viajes a la capital.
En 1869, a los escasos 30 años de edad muere doña Benita, dejando al viudo con dos hijos, María de Jesús y Luis García Otamendi.
Don Pánfilo tenía 32 años al quedar viudo y llevó una vida agitada dando lugar a una serie de anécdotas que el nunca contó y que jamas desmintió.
A la muerte de su padre, hereda la hacienda de San Francisco Londres, la unió a otras haciendas menores y rancherías, llevando una sana administración que la llevaría a ser una de las mas ricas de la región, la hacienda producía cebada, carne y lana, justo en la época en que las fábricas de hilados se estaban fundando en Tulancingo.
La fortuna estaba del lado de don Pánfilo, amigo de trabajar siempre estaba presente en donde fuera necesario, de manera que nunca dejo su ropa de trabajo, solía vestir calzón de manta o gamuza y chaquetilla del mismo material, muy a la manera de los chinacos, eso si, usaba camisa de fino lino siempre limpia, botonadura de plata y espuelas damasquinas, jamas uso pistola.

traje de chinaco e india poblana


Esto dio pie para una de sus anécdotas mas celebradas, estando de visita en la cuidad de México, pasó al lado de unos lagartijos justo cuando estos hacían mofa de una mujer que también pasaba por el lugar, a don Pánfilo le pareció mal la burla y sin pensarlo dos veces abofeteó al majadero, dando este con todo y traje fino en el suelo, de inmediato fue rodeado por una nube de estos perfumados y acartonados personajes, llegó un gendarme y se llevó preso al que creían era un simple peladito, en la comandancia se llevó a cabo el careo, el juez al saber la causa condenó al agresor a pagar una multa de diez pesos o purgar en la cárcel su afrenta, ya se frotaban las enguantadas manos los contentos catrines, dificilmente juntarían entre todos ellos el monto de la abultada multa, cuando el peladito sacó de entre sus ropajes un Azteca de Oro, moneda de veinte pesos.
Silencio en la sala.
Por fin el secretario le dice al juez que no había cambio suficiente, que tendrá que esperar mientras mandan a cambiar la moneda, Don Pánfilo le dijo al secretario que no había problema, acomodó un nuevo bofetón al majadero y le dijo al juez -cuenta saldada-

Lagartijos o catrines

Su vida esta llena de ese tipo de historias, en plazas de toros,  joyerías y hasta en un duelo con un capitán del invasor ejército norteamericano.

duelo con pistolas

La historia familiar también comenta una plática que tuvo con un viejo canónigo amigo de la familia, donde el cura reprendía paternalmente a don Pánfilo por la mala fama que se estaba haciendo dada su vida disipada, a lo que contesto:
-No monseñor, la mala fama no me preocupa, lo que me preocuparía sería la buena fama porque esa nos hace orgullosos.
En los terrenos de la hacienda había muchos árboles que no era rentable explotar por la mala condición de los caminos, don Pánfilo tomó la iniciativa de montar un aserradero, compró la maquinaria en la Ciudad de México y organizó un tren de carretas con un verdadero ejército de trabajadores, cocineras, tortilleras, zapadores, cazadores, carros con agua, víveres, en fin, tres semanas tardaron en llegar de la ciudad a Singuilucan, toda una hazaña tomando en cuenta que no había caminos.
No sabemos la fecha en que murió don Pánfilo, pero si que heredó la hacienda de San Francisco Londres a su hija María de Jesús y a don Luis la hacienda de Amolucan, su funeral fue muy concurrido, ese día se supo que el difunto mantenía casas de asistencia a menesterosos, una clínica y escuelas, el viejo cura se dio cuenta de el significado de aquella plática sobre la buena y mala fama.

Leyenda Local

infierno

Muy pocas personas tienen una leyendas tan negra como don Pánfilo García, es tan mala su fama que sus cronistas no se ponen de acuerdo con el segundo apellido, lo que cuenta la leyenda es que era una persona que no toleraba que nadie lo contradijera y menos lo criticara, nadie tenía derecho a faltar al trabajo, ni aun enfermo, si un peón faltaba a la jornada era arrojado inmediatamente a unas porquerizas donde tenía unos feroces, grandes y negros puercos a los que no alimentaba y que devoraban en un santiamén a la persona sin dejar rastro alguno.


Cuentan que tuvo 99 haciendas y que siempre que quería comprar la número cien algo pasaba que se lo impedía, se caía del caballo, estallaba una tormenta, los dueños se arrepentían de vender, en fin, esto lo tenía frustrado y mantenía alimentados a los puercos.
En una ocasión llegó a la hacienda de Exquitlan una pareja de peones recién casados a pedir trabajo, la joven esposa entró por los ojos de don Pánfilo y encendió sus mas bajos instintos, aun teniendo esposa e hijos, aun siendo ella una mujer casada, juró don Pánfilo hacerla suya.

Satanas

Esa noche tranquila y fría de luna llena invocó al demonio, justo donde la sombra de la cruz de la capilla se proyectaba en el suelo apareció el malo, don Pánfilo le pidió a la mujer de peón y el diablo accedió, don Pánfilo firmó con sangre aquel pacto y quedó solo en el lugar, sin darse cuenta de que su sombra había desaparecido, tan solo la sombra de la cruz seguía dibujada en el frío suelo.
Al amanecer del siguiente día, encontraron al peón muerto y la viuda fue a parar a las garras de don Pánfilo, hasta que poco después harto de ella la arrojó a los puercos.
Nunca compro ropa acorde a su jerarquía, siempre vistió con ropa humilde demostrando que él quería tener por tener, la avaricia era su forma de vida.
Nunca tuvo amigos, las pocas personas que lo seguían lo hacían por miedo o por amenazas.
La única persona a la que quiso fue a su hija doña María de Jesús, cuentan que un día don Pánfilo encontró a su hija en cálido romance con un peón, loco de ira mandó encerrar a su hija, mientras que al peón lo mandó azotar, después de ese terrible castigo lo hecharían a los puercos, su hija le rogó, le imploró por la vida del peón, pero don Pánfilo ciego y sordo a las súplicas, terminó por cumplir su terrible venganza dejando al peón encerrado en las famosas porquerizas.
Doña María de Jesús moriría poco después de angustia, terror, miedo y tristeza.
Desde ese nefasto día, don Pánfilo perdió la razón, dejó de comer y poco después moriría solo y sin que nadie le dedicara tan siquiera un rezo por el descanso de su alma.



Muy pocos asistieron a su funeral, su cuerpo mal amortajado fue enterrado de prisa y sin ceremonia, el pueblo estaba dispuesto a olvidarlo, pero al otro día se encontraron con la terrible sorpresa de que habían desenterrado a don Pánfilo, una vez mas lo sepultaron y una vez mas lo encontraron desenterrado, había sido tan malo en vida que ni la tierra lo quería, al siguiente día la gente del pueblo decidió arrojar el insepulto cadáver en el cráter de El Yolo, un antiguo volcán extinto al oriente de Tulancingo, muy pocos fueron los valientes que se atrevieron a llevar el féretro al lugar, de esos pocos solo cuatro llegaron hasta el cráter y de los cuatro solo uno regresó, pálido y sin aliento, contó que en el trayecto del cajón de don Pánfilo se escuchaban leves gemidos, como de madera resistiéndose a arder, poco después los gemidos dieron paso a ayes, quejas y al final francos alaridos y golpes, algunos quisieron abandonar la empresa, pero el suelo se abría a sus pies y caían en barrancos que se cerraban inmediatamente, el sobreviviente contó que cuando arrojaron el ataúd de don Pánfilo, unos demonios salieron del fondo y tomando el cuerpo lo hicieron pedazos ante los gritos escalofriantes del difunto, los cuatro corrieron de regreso, pero tres de ellos, presas del pánico, se convirtieron en piedra conservando las caras retorcidas por el terror, el último sobreviviente apenas tuvo las fuerzas para contar la desventura y murió.

Rostros de piedra en Singuilucan

Se dice que gran parte de la fortuna de don Pánfilo esta enterrada en la hacienda de Exquitlan, justo donde la luna llena de la media noche marca el lugar con la sombra de la cruz de la capilla.

Investigación

La historia de don Pánfilo, su vida y muerte están rodeadas de una espesa capa de historias y leyendas que hacen difícil saber con algún grado exactitud lo cierto o lo falso, pero podemos concluir algunas cosas.
La historia familiar y la leyenda local no pueden ser mas contrarias, un mismo hecho -como la vestimenta- es tomada para llegar a distintas conclusiones, o era muy trabajador o era un avaro irredento, no hay puntos medios entre sus biógrafos.
Mi abuelo lo ubica como hijo de don Cristobal y padre de don Luis y doña María de Jesús García, la leyenda nos dice que ella fue su única hija, también nos dice que fue dueño de la hacienda de Exquitlan, sabemos que esta hacienda fue fundada en 1908, por tanto don Pánfilo estaba vivo para esas fechas, también sabemos que doña María de Jesús murió en 1919, si damos por buena la fecha que da mi abuelo y parte de la leyenda, don Pánfilo habría vivido por lo menos 82 años, hay que notar que con esta fecha de nacimiento, nuestro personaje tendría unos diez años cuando la guerra de intervención norteamericana y su supuesto duelo.

Hacienda de Exquitlan, foto don Honorato García, 1919

Según las cuentas de mi abuelo, don Pánfilo habría sido su bisabuelo.
Los papeles nos muestran otra cosa, fue hermano y no hijo de don Cristobal, de hecho, don Martín García López, supuesto hijo fuera de matrimonio de don Cristobal, lo trataba de "tío" y no de hermano o medio hermano.
No deja de ser extraño, mi abuelo no conoció a su bisabuelo, pero si tuvo contacto con su padre y su abuelo, quienes le transmitieron la historia que nos dejó escrita.
Con esto no quiero decir que mi abuelo falte a la verdad ni mucho menos, solo que el escrito es muy tardío y en la familia hubo después historias muy tormentosas que seguramente revolvieron esa parte de la historia familiar.
Dice mi abuelo que don Pánfilo fue un hombre contradictorio, la frase no puede ser mas acertada.






viernes, 22 de junio de 2012

Don Cristobal, dos historias.



Don José Cristobal García.

Firma autógrafa de don Cristobal García, 1849. Foto: Xapra.

Nos cuenta mi abuelo en sus escritos (Familia García, 2004) que es Don Cristobal el primer García del que tiene noticia, les invito a conocer a este personaje con la mirada de mi abuelo.

Caja de agua, Tepeapulco Hidalgo. Foto: Xapra.


Don Cristobal García nació en Tepeapulco en 1790, fue el segundo o tercer hijo de un total de nueve o diez hermanos, al no ser el primogénito, no estaba obligado a seguir los pasos de su padre, eso le dio libertad de movimiento, gustaba de la cacería, de los perros y de la vida al aire libre.

Capilla de hacienda (¿?) Foto: don Honorato García, hacia 1919


Años después entra a trabajar como caporal en la hacienda de San Francisco, propiedad de un conde español, ahí traba amistad con la hija de este, conocida en el rumbo como “la condecita”, al pasar el tiempo esta amistad se convertirá en cándido romance marcado por el fatal destino, quedando al final don Cristobal dueño de la hacienda, todo esto relatado en la entrada anterior.
Cuenta mi abuelo que después de recibir la hacienda, don Cristobal contrae nupcias con una bella mujer de la que solo recuerda como María de Jesús, teniendo con ella un hijo de nombre Pánfilo, del que luego comentaremos.

Riachuelo en Singuilucan, Hidalgo. Foto: don Honorato García, hacia 1919.

Don Cristobal García es muy importante en la historia familiar, hace crecer la hacienda, compra tierras, se da a conocer como agricultor e innovador, cambia el agave por cebada y mas importante, es el que empieza la tradición de que un García se podía morir cuando quisiera o pudiera, pero tenía que dejar una hacienda a cada hijo y a veces hasta a cada hija.
No hay mas datos de don Cristobal, la historia familiar le pierde la pista y no sabemos mas de él.
En este punto quiero dar un reconocimiento a mi abuelo, pues escribió la historia de los García a los 92 años de edad, basándose en sus recuerdos y en la tradición familiar.
Los papeles muestran otra historia.
Aun no tenemos un dato preciso de cuando nació don Cristobal, nos inclinamos a creer que fue hacia 1820, si conoció a la condecita, mas el trato que tuvieron fue la compra-venta de la hacienda de San Francisco y no -desgraciadamente- la hermosa leyenda que nos contaban los abuelos.
Aun mas preciso, don Cristobal fue el primogénito del segundo matrimonio de don Juan José García Saldivar con doña Ma. Antonia Muñoz, en el primer matrimonio (con la finada doña Francisca Espinoza ) tuvo don Cristobal una hija de nombre doña Luz García Olvera.
Don Cristobal pasa a segundas nupcias con doña Martina Otamendi, con ella procrea cuatro hijos, Luis, Francisco, María de Jesus y Ma. Herculana, es posible que también a Miguel y Crispín, pero no tenemos muchos datos de esto.
Don Cristobal es un exelente administrador, heredero del rancho de Carrizales y la hacienda del Paredón, se hace administrador de la vecina hacienda de San Francisco, la cual termina comprando, es en ese entonces (1849) que cambia el nombre de San Francisco Hueyapan por el de San Francisco Londres, nunca se ha podido aclarar el por que de este cambio.

Casa  colonial en Tepeapulco. Foto: Xapra.

En los papeles que obran en nuestro poder, tenemos a don Cristobal, dueño de grandes extensiones de terreno y varias haciendas, tomando poseción de tierras, cerros y cuerpos de agua, donde nos dice que arrojó piedras, arrancó hierba, tomó y esparció agua sin que nadie se lo impidiera, pues eran suyas.

Laguna de Tecocomulco, Hidalgo. Foto: Honorato García, hacia 1919

También sabemos que tuvo alguna diferencia con uno de sus hermanos, dueño del rancho de Tlacatepa, un asunto de linderos en el cerro llamado del gallo, pero sabemos también que llegaron a un acuerdo.
Nos dicen los papeles  que tuvo dos casas en Tulancingo y una en Apan, que la hacienda la visitaba regularmente, su casa familiar la tenía en Tulancingo.
El 20 de Marzo de 1882, don Cristobal sale de Tulancingo hacia la hacienda de San Francisco y de ahí toma el camino real a la Ciudad de México, en alguna parte del trayecto , un accidente le causa la muerte.


Reloj de Sol, convento de Tepeapulco. Foto: Xapra


La Tormenta.
Don Cristobal muere sin dejar testamento, su viuda, doña Martina Otamendi inicia poco después un juicio sucesorio en el juzgado de Tulancingo y estalla la tempestad, aparece el licenciado Celso Acevedo, argumentando que su representada (y esposa) mas cinco hermanos, son los hijos de doña Nieves Lopez y don Cristobal García.
Se trata de María de Jesus, Tomasa, Ysidra, Victoria, Braulia y Martín García Lopez, quienes promueven un juicio para que se les reconozca como hijos naturales y pidiendo por vía de alimentos, el quinto de la herencia.
El caso se lleva en Tulancingo, pero doña María de Jesús inicia otro juicio, esta vez en la Ciudad de México, donde pretende que el juzgado de Tulancingo se declare incompetente y sea el de la capital el que decida sobre la herencia, aun cuando no se ha terminado el primer juicio.
El juzgado de Tulancingo falla a favor de doña Martina Otamendi, ella promueve un nuevo juicio, esta vez, en la Suprema Corte de Justicia, para que el juzgado de la capital sea declarado incompetente y se respete el fallo dado en Tulancingo.


Portada de los Apuntamientos de la Suprema Corte de Justicia, enero 23 1883


A final de cuentas, la Suprema Corte de Justicia falla a favor de doña Martina Otamendi viuda de García.
Reitero, no es nuestra intención juzgar o poner en entredicho a ninguna persona, fueron personajes de su tiempo y en su tiempo se ventilaron todas estas historias, en la tradición familiar no se mencionan estos personajes como tales, pero sus nombres aparecen a lo largo del relato familiar.
Actualmente no puedo afirmar o negar que don Cristobal y doña Nieves tuvieran sus quereres.

Fábrica y casa de don Martín García Lopez


De la familia García Lopez también hay relatos, don Martín García llegó a ser presidente municipal de Tulancingo, hizo grandes obras como la dotación de agua potable y alcantarillado, tuvo cercanía con don Pánfilo García (hermano de don Cristobal), durante su gestión, don Martín no cobró por ejercer el puesto, fue industrial de textiles e hilos de lana y ayudó a la comunidad fundando escuelas, murió en 1907, la gente de Tulancingo le guarda grato recuerdo.
Don Cristobal tiene su propia leyenda, pero esta no salió del circulo familiar, hace unos días fui a Tepeapulco, su lugar de origen y tuve la oportunidad de platicar con el profesor Angel Monroy, cronista local y no supo decirme nada acerca de don Cristobal, la hacienda de San Francisco, el cerro del gallo o el del castillo, referentes de la hacienda.
Esa falta de información me hace pensar que don Cristobal García Muñoz fue un buen hombre.

miércoles, 16 de mayo de 2012

la leyenda de la condesita



Hoy vamos a hablar de uno de los personajes importantes que gravitan en los destinos de la Familia García, nos referimos a la condesita.
Para la época de la muerte de Don Juan Jose García, la condesita era dueña de la hacienda de San Francisco, colindante con el rancho Corralillo.
Vamos a platicar la historia familiar que vincula a la condesita con la familia García, historia que nos dejo por escrito mi abuelo, Don Armando García Soldevila.
Corre leyenda...
(José María Velaco El Valle de México 1882)

1816, Es muy posible que el padre de Don Cristobal, siendo gachupín hubiera conocido al conde, también gachupín, dueño de la magnífica hacienda de San Francisco y que hubiera recomendado a su hijo para trabajar como caporal en la hacienda, Don Cristobal tendría entonces unos 26 años y conoció a la hija del conde, una bella niña conocida popularmente como “la condesita”
Era el padre de la niña un conde auténtico de la rancia nobleza castellana, tenía el conde simpatías con el movimiento de independencia y parese ser que los apoyó de alguna manera, ganándose algunas dificultades con las autoridades de aquel tiempo.
Fue en ese entonces que Don Cristobal de 26 años, habría conocido a la condesita, de apenas 11 años y lo que empezó como una bella amistad con el tiempo se convirtió en romance.

Nos podemos imaginar a los tórtolos paseando del brazo por la floresta, o quisás por “los ahuehuetes” o por “las huertas” de Exquitlán, paseos muy de moda en ese entonces, siempre acompañados por un chaperón o persona de respeto que los acompañara y que fiel a las leyes del alcahuete se hiciera de la vista gorda cuando la situación romántica así lo exigiera.



Debemos suponer que el padre de la niña no se opuso o fingió ignorar el romance de su hija con el joven caporal.
El conde murió en 1827, dejando a la condesita llena de dolor y heredera de todos sus títulos y bienes.
Puso la niña a Don Cristobal como administrador de la hacienda, se fijó un plazo de luto al cabo del cual ellos contraerían nupcias, pero...
1829, Nicolas Bravo se hace fuerte en Tulancingo en abierto desafío a Guadalupe Victoria, Presidente del México independiente, la guerra llega a la vista de los vecinos del lugar, la guerra y sus horrores están a la vuelta de la esquina, muchas personas quedan vivamente impresionadas con todo el despliegue militar, entre ellos la condesita, es facil entender que enferma de pánico buscara refugio en los brazos de su amado Don Cristobal y los muros de la hacienda, por supuesto no fue sola, la acompañaban amigos y familiares, fue Don Cristobal quien organizó la fuga y armó un grupo de fieles rancheros para tranquilizar a la condesita y sus acompañantes.
La huida duró tres semanas, esta convivencia los llevó a tener cierta intimidad eso si, muy casta y respetuosa.
Guadalupe Victoria manda a Don Vicente Guerrero a combatir a Bravo, el lugar no se presta para que las fuerzas de Bravo se pudiera apertrechar y después de  una breve batalla este es vencido por Guerrero.
Tras el cese de hostilidades, la condesita regresa a Tulancingo, pero el terror la había afectado física y moralmente.
1830, se ordena a todos los españoles abandonar el territorio nacional, al ser la condesita hija de españoles tiene que acatar la orden, por supuesto que antes de irse le regala a Don Cristobal la hacienda y las casas que tenía en Tulancingo.
Esta historia de amor se convierte en un intercambio epistolar que se va diluyendo ante el tiempo y la distancia, hasta que un día dejan de llegar noticias de la amada condesita.
Don Cristobal esperó, esperó que llegaran noticias de su amada, esperó que se derogara la ley de expulsión, esperó el regreso de la condesita, esperó... esperó...
En 1834 llegó una carta, ella trae la fúnebre noticia, la condesita había muerto un año antes, la carta del nuevo conde tio de la extinta condesita también le da cuenta como su sobrina le había contado como se enamoró de Don Cristóbal, de la huida a San Francisco, de los paseos... el conde había tomado la desición de respetar la voluntad de su difunta sobrina no reclamando los bienes regalados tan libremente a Don Cristobal, agregaba en la misiva que consideraba indudable la castidad de su sobrina, pero su conducta  había sido imprudente y se prestaba a malas interpretaciones, perjudicando la memoria de la condesita y al resto de la familia, motivo por el cual pedía a Don Cristóbal callar todo, lo bueno y lo que no parecía tan bueno.
Para Don Cristóbal todo esto era terrible, había perdido al amor de su vida y encima le pedían silencio, tomó papel y pluma, se dispuso a escribir al conde, y después de pensarlo decidió no hacer nada, quizás que el conde tenia la razón, nada se podía resolver, la condesita había muerto y un intercambio epistolar solo podría manchar la memoria de su amada, con gran pena en su corazón dejó el asunto por la paz.
Don Cristobal decidió quedarse con las propiedades pues ese había sido el último deseo de su amada condesita.




Hasta ahí esa parte de la leyenda.
Hay que entender que esta es una leyenda y como tal toma algunos hechos reales y otros no tanto, sumando una buena dosis de romanticismo y el hecho de que nadie la había dejado por escrito, es seguro que cada generación le sumara o restara elementos a dicha historia.
Pero podemos sacar algunos datos claros y comprobables, así podemos decir que Don Juan Jose García, Don Cristobal, la Condesita y su padre, la hacienda San Francisco, Don Guadalupe Victoria, Don Nicolas Bravo y Don Vicente Guerrero si existieron, el tio de la muchacha tiene posibilidades de haber existido, dice mi abuelo que la prueba de la existencia de la condesita y su tío son los fragmentos de la correspondencia entre ellos y Don Cristóbal, desgraciadamente esos fragmentos no llegaron hasta nosotros y las misivas son ahora parte de la leyenda.
Lo que si llega a nuestros dias es el testamento de Don Juan Jose Garcia, en la cláusula cuarta nos dice que “... les encargo a mis albaceas recojan la escritura del citado Rancho de Corralillos, al Sr. Lic. Don Esteban Paez vecino de Pachuca, pues esta está en su poder por que le había suplicado que cuando fuera a Mejico, biera si deslindaba con la Sra. Condesa, la disputa impuesta que hay sobre el cerro del Castillo...”(*) 



(foto tomada por Don Honorato García en 1919)

Es decir, para el 26 de enero de 1847 la condesa no solo no ha muerto sino que tiene una disputa impuesta por los linderos de el Rancho de Corralillos y la Hacienda de San Francisco.
El siguiente documento donde aparece la condesa esta fechado el 23 de agosto de 1849, este papel nos dice que la condesa y Don Cristobal llegan a un acuerdo en el asunto de los linderos, este importante documento cuenta con las firmas de Don Antonio Hurtado de Mendoza y la de Don Cristobal García, Don Antonio es el apoderado de la Señora Doña Dolores Caballero de los Olivos, nombre de la condesita.
El documento que sigue está fechado en 1852 en la ciudad de México, se menciona que compareció la Señora Doña Dolores Caballero de lo Olivos, mayor de edad y de estado viuda y vecina de esta capital donde se da fe de que es dueña de la hacienda nombrada de San Francisco Hueyapan y el rancho nombrado Tlasala las cuales tiene arrendadas a Don Cristobal García y donde dice haber recibido de Don Cristobal las cuentas y que no hay deuda que pagar, mas aún, estos papeles nos dicen que dichos bienes son vendidos a Don Cristobal en “...once mil pesos que declara la Señora Doña Dolores Caballero de los Olivos haberlos ya recibido y pasaron a su poder en moneda doble de plata contadas a su satisfacción...” lo cual nos deja varios asuntos muy claros:
La Condesa se llamaba Doña Dolores Caballero de los Olivos, hemos encontrado a una Doña María Dolores Caballero de los Olivos y Sandoval, casada con el 8º Conde del Valle de Orizaba, Don Andres Diego Suárez Peredo y Gorraes, entonces dueño de la casa de los Azulejos, es muy posible que se trate de ella.


En 1847 Doña Dolores había promovido una querella por linderos de su hacienda y el rancho de su vecino.
En 1852 vivía en la Ciudad de México, era ya viuda y vendió a Don Cristóbal García la Hacienda de San Francisco Hueyapan y la de Tlasala por once mil pesos.
Nada mal para una mujer que se supone habría muerto en 1833.




Hace unos días, visitando a mi madre, nos dimos a la tarea de revisar una maleta llena de documentos que ella tiene, entre ellos encontramos un papel escrito a mano por mi abuelo, en el describe a la condesita, son solo unas lineas, aquí las transcribo tal cual:


"Durante varios minutos se quedó pensando la señora condesa. Yo la contemplé. Era linda, muy blanca, pelo rubio, que vista tan cerca (a aproximadamente cien metros) parecía oro metálico, ojos verdes, nariz corta y graciosa.
Perdón por la impertinencia después de años"


La palabra "aproximadamente" está tachada, mi abuelo no incorporó estas lineas en su escrito de la Familia García.

*Hemos querido dejar la ortografía tal como está en el documento, estamos convencidos de que en todo caso es mas importante el fondo que la forma.
La foto de el Castillo es de 1919,aunque muy posterior es el mismo lugar al que se hace referencia.




Le queremos dedicar esta entrada a nuestra linda amiga Mimí, con sus puentes salva distancias y tiempos.

domingo, 15 de abril de 2012

Don Juan José García

La Ciudad de México hacia 1850

Hoy vamos a hablar de Don Juan Jose García, el primer García que podemos ubicar en tiempo y lugar.
Mi abuelo Don Armando García no lo menciona en sus escritos, la memoria colectiva lo fue haciendo a un lado y con el tiempo la tradición familiar lo olvidó, es posible que mi abuelo ni siquiera supiera de Don Juan José, pero ahora, gracias a su testamento podemos saber algunos detalles de su vida y muerte.
En 1847 no se asentaban en los documento algunos datos que ahora serían de gran ayuda, por ejemplo, no se dice la edad de Don Juan José y no se menciona el año de nacimiento, datos que nos arrojarían luz en algunos detalles que veremos en seguida.

Batalla de Churubusco

Decíamos que este personaje fallece en 1847, año de la injusta guerra de intervención norteamericana, nos dice en su testamento que es hijo legítimo de Don Andres García y Doña María de la Luz Saldivar, vecinos de Tulancingo, ya difuntos para ese año, había estado casado en primeras nupcias con Doña Francisca Espinoza  con quien tuvo una hija, nos cuenta Don Juan José que en aquel matrimonio su esposa no llevo a la legal compañía dote o bién alguno, ni él tampoco pues no las tenía, el documento no aclara en que año se casaron sus padres, cuando murieron o la edad que tenian al fallecer o de donde eran naturales (lugar de nacimiento) ni fecha de su primer matrimonio o fecha del fallecimiento de la primera esposa.
Sigue diciendo que pasó a segundas nupcias con Doña María Antonia Muñoz con quien tuvo diez hijos, el primero Don José Cristobal y la última Doña Francisca, por supuesto los nombra a todos, pero es importante esta última hija, pues al fallecer Don Juan José la niña tenía tan solo siete años de edad, por cierto, nos dice que Doña María Antonia solo llevó de dote una burra en pelo, mientras que el tenía cien ovejas de vientre, y hasta caballo ensillado.
Dice mi abuelo en sus escritos que Don Cristobal había nacido en 1790, si atendemos esa fecha tendremos que Don Juan José habría nacido unos veinte años antes, quisas mas pues ya había pasado por un matrimonio previo, es decir, Don Juan José habría nacido hacia 1765 o 1770 esto es, tendría entre 70 y 75 años al concebir a su última hija y 77 u 82 años al morir.
Lo que proponemos es que 1790 es el año de nacimiento de Don Juan José, no de Don Cristobal, este cambio resuelve varios problemas de edad, con este cambio Don Juan José fallece a los 57 años, contando 50 al tener a Doña Francisca, el segundo problema que resuelve este cambio es con Don Cristobal, pero eso ya lo veremos cuando sea el turno de este personaje, que por cierto tiene mucho que contar, paciencia.
Otro dato interesante es que al momento de su muerte le debe al sr. cura lic. D. Felipe Uribe los gastos de entierro de su hija Doña Rita, eso nos hace pensar que esta niña tendría poco de haber fallecido.
Nuestro pariente nace en 1790 cuando JuanVicente de Güemes Pacheco de Padilla, Segundo Conde de Revillagigedo es el Virrey de la Nueva España.
1810 Don Juan José García tendría unos veinte años de edad cuando Don Miguel Hidalgo y Costilla inicia el movimiento de Independencia en el pueblo de Dolores, no muy lejos de Tulancingo.


Estandarte de Miguel Hidalgo

No sabemos que partido tomaría Don Juan José, pues nada dice al respecto, como tampoco nos dice nada de 1838, cuando se da la primera intervención francesa, conocida desde entonces como “la guerra de los pasteles”

Bombardeo de Veracruz por fuerzas Francesas

Lo que si sabemos es que supo admimistrar los bienes que fué adquiriendo durante su vida, y que al final eran el rancho de Corralillos, dos casas en Tulancingo, una en Apan y la Hacienda del Paredón que recientemente había comprado.
Nos Dice el 26 de enero de 1847 cuando “...estando en cama, pero en mi libre juicio, cumplida memoria y entendimiento natural...” dicta su testamento, da las gracias a Dios y dice “...temiendo que la muerte me asalte e impida después las cosas de mi memoria...” elige a María Santísima, madre de Dios, a su castísimo y fidelísimo esposo San José, al Santo Angel de la Guarda y demas cortezanos de la Jerusalem Celestial para que intercedan por su alma.
A las mandas forzadas que son cuatro (la redencion de cautivos, santos lugares de Jerusalem, La Virgen de Guadalupe de Mejía y para casar huerfanas pobres) deja dos reales de plata acuñada a cada uno.


Monedas mexicanas de dos reales 1847

Pide ser enterrado con el hábito y cuerda de San Francisco, humildemente en el camposanto de la capilla de Tepeapulco.




Iglesia y capilla de Tepeapulco

Nombra a su esposa y a “...el casado Don Cristobal ...” como albacéas y herederos de sus bienes, haberes y deudas, pone especial énfasis en recuperar las escrituras de haciendas y ranchos, pues estan en trámite distintos litigios y compras, uno de ellos es la disputa impuesta por los linderos de el rancho de Corralillos y la hacienda de San Francisco, es ahí donde nos menciona a la condesa, personaje muy importante en el devenir de estas historias y que merece tratamiento aparte, paciencia.
Nos cuenta que Don José Cristobal está fuera de potestad, que trabaja tierras que el le dió para el mantenimiento de su familia, pero que cuando lo ha requerido para trabajar ha asistido sin cobrarle por ello, es notable la buena relación que existe entre padre e hijo y aún cuando ya le ha dado tierras a cuenta de su herencia le deja aún mas, historia que nos contará Don Cristobal en su momento, mas paciencia
Este hecho molestaría en especial a uno de sus hermanos, Don Pánfilo García Muñoz, 
De hecho a don Pánfilo se le menciona en la parte de deudas pero se hace notar que el débito es a cuenta de su haber paterno.
Don Juan José García no firmó su testamento según nos dice el documento “...por que no sabía...”
Ese mismo día, 26 de febrero de 1847 moriría.
Es la viuda la que sigue con los trámites y por supuesto con el entierro, del que tenemos los siguientes detalles...


Fragmento del testamento de Don Juan José García.



Don Juan José viviría los siguientes hechos históricos, sin duda supo de ellos, pero en su testamento no los comenta:

1810: inicio de la guerra de Independencia de México

1811: fusilan a Miguel Hidalgo









1813.- Inauguración del congreso de Apatzingan




1814.- Promulghacion de la constitucion de Apatzingan








1815.- fusilamiento de Morelos




1821.- febrero: proclamación del plan de Iguala / agosto: tratado de 

Cordoba / septiembre: firma del acta de Independencia.




1822.- Iturbide es proclamado emperador de México.




1823: centroamerica se separa de México




1824: se promulga la primera constitucion de México




1829.- España envia tropas a México al mando de Isidro Barrada 

con la intención de reconquistar el territorio mexicano.




1835.- Texas declara su separacion de México




1838.- se lleva a cabo la guerra de los pasteles




1839: Yucatan intenta separarse de México, pero fue reprimido el movimiento separatista.




1845: Estados Unidos se anexiona Texas y comienzan las rencillas 

diplomaticas entre México y Estados Unidos.




1846-48: invasion estadounidense, guerra entre México y Estados Unidos.




13 de septiembre de 1847: defensa del castillo de Chapultepec.




14 de septiembre de 1847: se iza la bandera estadounidense en el

 zócalo, evitando la conmemoración del inicio de independencia,

estas dos últimas no las vería Don Juan José, afortunadamente.
A Don Juan José le tocaría nacer en la Nueva España y morir en el México Independiente.